miércoles, 2 de septiembre de 2009

Sobre cómo hacer el amor en los parques...

Cómo hacer el amor en los parques es un libro de Nicolás Casullo (Q.E.P.D), un gran pensador argentino contemporáneo que vivió en México exiliado unos años. En ese texto trata un poco de la juventud como espacio de búsqueda, de apropiación de los espacios públicos, de (algunos de) los idearios propiamente juveniles y propiamente revolucionarios...
Es que los jóvenes no son rebeldes, tan sólo quieren otra cosa. Algunos tienen más clara que otro qué quiereno, pero casi todos los jóvenes son, casi por condición natural, soñadores y revolucionarios...

[Y esta humilde servidora se resiste a ser una adulta contemporánea... Esta servidora se resiste a perder la curiosidad y frescura propias de la juventud, y si para eso es menester chuparle la energía a unos cuantos, se hará justicia, entonces...]

Y ayer esta señorita paseaba por las calles de la Condesa (un pseudo Palermo Góligo) y por la Roma (un pseudo San Telmo) y notaba que a las calles en esta ciudad no son tan frescas y se aterraba pensar que en la era Macri-mano-dura las de su Buenos Aires querido ya deben estar igual de desiguales, igual de fragmentadas, igual de jodidamente exclusivas, igual de marginadas.

Y esta jovencita se puso a pensar en que nadie hace el amor en la calle. Nadie anda buscando una historia en cada esquina, nadie busca el amor en lo espontáneo: todo el mundo busca su plan de vida y pareja cómoda en el trabajo, en la facultad, en los amigos de los amigos... Todo el mundo insiste en que la calle está peligrosa y que los pibes son todos unos delincuentes, unos malvivientes... ¿Quién se anima a apropiarse tanto del espacio público, gratuito y popular, como para coger en la calle?

Y de golpe la muchacha se acordó de su amiga A. cuando la encontró una patrulla en pleno-plenísimo-y-ardiente-pornográfico-acto-sexual ahí bien cerquita de las vías del tren, allá por la estación Flores... La muchacha, muy propia y nada arrepentida, ninguna delincuente, muy humildemente, desnuda y vulnerable le gritó al policía: "Oficial, no sea imprudente y dése vuelta y espere a que me vista. En seguida lo atiendo." El policía, muy propio también, se dio vuelta y esperó a que la muchacha se vistiera y que el muchacho también hiciera lo propio, y luego se los llevó a pasar la noche en el calabozo. Eso sí: lo puso es celdas separadas.

Y con esta anécdota me puse a pensar en los delitos, en qué está bien y qué está mal, en que qué bueno que ahora se puede consumir marihuana libremente en la Ciudad de Buenos Aires y que qué cagada que se la agarren con mi amiga y su chico, que qué cagada que no se puede beber en la calle en un carbaval, que siempre los peores delincuentes, los más hijos de puta, son los que deciden quiénes son delincuentes, cuándo, cómo y qué es delito y así nos vamos quedando sin libertades...

Yo insisto: la ciudad está para vivirla, para disfrutarla. Y es de todos. Cada uno la debe de vivir a su modo.

4 comentarios:

Protervo dijo...

chechula, querida, lindo post.

ahora te digo, acá en baires no hay ninguna mano dura by macri, que todavía esta viendo como junta cuatro y arma la policia municipal.

en las plazas hay unos municipales con campera celeste que si te ven fumando porro miran para otro lado.

besos y abrazos.

Chechula dijo...

ok, ta bien que no hay mano dura, pero sí admitime que cada día la ciudad está mas desigual y violenta y hay mas marginalidad y eso va generando una onda de "miedo" e "inseguridad" y se la agarran con los pibes, los más vulnerables, el porvenir...

Anónimo dijo...

chulets! aca estan haciendo mierda buenos aires! aca nos quitan todos los espacios que se pueden desalojar!y los que no, tambien! aca la cosa se esta poniendo fea!
gracias x acordarte de mi y ponerme como ejemplo de libertad adolescente eterna!!!te adoro!!!

javier guattini dijo...

Andaba buscando comentarios del libro de Nicolas Casullo, y me encontre con el blog, soy de Concordia y apropiarse de los espacios publicos tambien es todo un tema, cada vez son mas las plazas o paseos publicos que se cierran con rejas y candados, de no creer pero pasa... tengo unas cuantas historias de plaza, y que los mas pibes ahora no las puedan vivir es un bajon, te dejo un beso che!

Javier.-