martes, 4 de agosto de 2009

Bancátela si jugás al amor, pibe

Hoy chusmeaba en los pornosonetos
y encontré esto...

la hipopótama lenta se le acerca
y adán le dice a dios es medio fea
pero igual obligado la bombea
y nuevamente dios abre la cerca
y entra calma una verde cocodrila
y el pobre adán se niega dice please
era más estrechita la perdiz
y ella muestra los dientes lo vigila
adán no ha visto aún a la mujer
se cree que son así medio bagartas
escamosas peludas y lagartas
después va a ser feliz y va a cojer
y va a decirle a eva en la catrera
sos mi yegua mi perra mi pantera

Y me acordaba de cuando yo estudiaba un poco las leyendas y las simbologías de los indios de mi tierra, y me acordaba de los Levi-Strausse de las pampas, los telúricos, y de eso que decían los wichis o los chamacoco o los toba o algún pueblo originario del chaco boreal, allá por Formosa o ya llegando a Paraguay... [No me acuerdo bien quiénes eran, lo siento, pero no]

La cuestión es que los muchachos por esas zonas contaban una leyenda de mujeres bestiales que bajaban de los árboles pero eran tan hermosas -estaban tan pero tan buenas- que los muchachos se volvían también en bestias y sólo querían cogérselas hasta matarlas y cuando lo hacían Oh, my god! se enteraban que las chicas superpoderosas TENÍAN LAS VAGINAS DENTADAS Y SE-LOS-COMíAN...

Sí, sí. Como lo baruyá: los tipos las trataban para el culo a las chicas y las hacían trabajar como mulas porque LES TENíAN MIEDO.

Que conste.

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